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Islamofobia: La Nueva Cruzada de Occidente

Marcela Velandia

La razón, como máxima expresión del pensamiento ilustrado de Occidente, expone que uno de los logros mas imperantes de este lado del hemisferio ha sido la defensa de la libertad y la democracia. Asimismo dentro de esta lógica el capitalismo funciona y permite que todas las contradicciones existan, al fin y al cabo en el mundo del consumo no importa si usted es blanco, gris o negro pues con su capacidad adquisitiva puede ascender o descender en la pirámide social. Admirados por el avance de nuestra civilización, aplaudimos y defendemos las libertades y todas las formas de expresión posibles, porque todos tenemos derecho a decir lo que pensamos, eso si bajo la idea de lo políticamente correcto. Que expertos nos hemos convertido para inventar eufemismos con el fin de repetir como sociedades progresistas y avanzadas que la libertad termina donde comienza la del otro. Y ¿quien es ese otro?​

Dentro de la lógica de la política, el poder necesita construir antagonismos para que funcionen sus discursos que busquen legitimar acciones dentro de cierto orden. En retrospectiva histórica hace unos cincuenta años el comunismo se convirtió en el enemigo número uno de occidente porque se oponía a sus principios anteriormente nombrados, hace unos veinte el narcotráfico, pero como éste último no se oponía a la dósis mínima de libertad, resurgió entonces el terrorismo personificado en oriente y legitimada en la premisa de comenzar una cruzada contra este, con el fin de mantener la LIBERTAD. Palabras mayores si venían de nada mas y menos que el ex presidente George Bush preocupado por defender los valores de occidente. Nada mas voráz y contundente que el lenguaje envenenado para comenzar un inminente y trágico fenómeno de xenofobia, racismo y violencia condensado en el miedo irracional y paralizante en la islamofobia.

 

En el actual panorama internacional, los hechos ocurridos en Francia han sido un detonante más, que viene justificando una serie de expresiones y actos violentos contra los musulmanes. Las alarmantes cifras expuestas por el website Alaraby[2] el pasado 23 de marzo demuestran que este fenómeno viene en aumento: “There have been 116 "anti-Muslim acts" in France since the Charlie Hebdo attacks last January. The breakdown is: 28 attacks on mosques, and 95 threats including verbal insults and graffiti like "Dirty Arabs", and "Get out Arabs”. La islamofobia se ha convertido entonces en el actual enemigo de occidente que pone en peligro el proyecto de secularización en Europa, se infiere entonces que la libertad no es compatible con el derecho al libre culto y la creencia religiosa en el escenario de lo público, puesto que sus expresiones deben ser restringidas en el plano de lo privado con el fin de no ofender con sus prácticas al otro. 

 

Esta incrongruente pero legitimada acción refuerza, que solo la libertad es posible bajo ciertos límites. Lo que está pasando por desapercibido al enfocarnos en los espectáculos mediáticos de los líderes mundiales marchando por la libertad[3], es que como ciudadanos estamos confirmando a través de la aprobación de dichas leyes, que todo debe estar sujeto a ser controlado, prohibido y penalizado con el ánimo de no ofender. Pero cuando esto sucede se justifican las expresiones violentas y discriminatorias que se encargan de reducir o eliminar las ofensas: “Tres estudiantes musulmanes: Deah Shaddy Barakat, de 23 años, su esposa Yusor Abu-Salha, de 21, y su hermana, Razan Abu-Salha, fueron asesinados en Carolina del Norte por un fanático ateo. Silencio en las redes sociales.”[4] Este ataque xenofóbico fue y pasó desapercido porque el hombre que emprendió el ataque justificó: “Dado el enorme perjuicio que la religión ha hecho a este mundo, diría que no sólo tengo el derecho, sino también el deber, de insultarla”. El silencio cómplice genera más terror que las mismas acciones. ¿Por qué no tuvo la misma relevancia y cubrimiento que Charlie Hebdo? Acaso porque fue perpetrado por un ateo occidental no es tan grave y perjudicial? 

 

De esta manera el fenómeno de la islamofobia deja más interrogantes que respuestas, en torno a la comprensión de la libertad y sus contradicciones ¿Quién es ese otro? Otro que piensa, actua y vive de manera diferente y que concibe el mundo con otras perspetivas. Me pregunto si en un futuro tendremos ¿el derecho a coexistir? O el mero hecho de exisistir ya se convierte en acto ofensivo. El deber que tenemos como individuos que pertenecemos dentro de la flexiblizada democracia es retomar y combatir a través del conocimiento y la información los prejuicios sociales, porque tarde o temprano repetiremos un apartheid social. 

 

Bibliografía:

 

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