C U A N D O L A S V A L L A S S E V I S T E N D E A R T E
Sobre afiches nacionalistas iraníes y el proyecto A Gallery as Big as a City
Jorge Mestre
[Una galería tan grande como una ciudad]
Hace unas semanas en Teherán, Irán, se llevó a cabo una intervención. Podría pasar como un gesto culto o un gesto absurdo. Sin duda alguna no lo es. El alcalde de esta ciudad propuso el pasado Mayo por diez días cubrir todas las vallas publicitarias de Teherán con imágenes de importantes obras de arte iraní e internacional. Pienso que este gesto podría ser mucho más que una simple invitación masiva a los museos. Algo mucho más sugerente.
Anteriormente y es probable que ahora mismo, estos lugares visuales alberguen las imágenes fabricadas por publicistas que venden productos varios, o el relato político de la Revolución Islámica. Estas vallas y posters muestran aún los rostros de mártires de la Revolución y de la guerra de Ocho años con Iraq; también incluyen imágenes metafóricas sobre el orgullo de la República y sus hazañas. Las más famosas de estas ilustraciones han sido las anti-imperialistas. Imágenes que sólo confirman la potencia de un relato visual en la construcción de una comunidad.
Para entender su impacto y el cambio que logran al ser reemplazadas por arte es necesario observar un par de afiches. Ahora bien, afiche necesariamente refiere a un área de las artes visuales muy importante por su capacidad de multiplicación y reproducción: la ilustración. Los que ahora veremos estuvieron en el metro de Teherán recientemente.
El primero se llama “el Camino de los mártires”: una escalera en vista ascendente que lleva a un espacio de nubes iluminadas. El resto del espacio es más bien sombrío y los peldaños son banderas iraníes. En la parte superior, a la llegada de las dichas escalas, dice en farsi: “Con estos mártires, podremos encontrar nuestro camino”. El otro, “11 de Febrero, una gran avalancha”, exhibe una pendiente nevada en la cuál una avalancha cae violentamente sobre algunas banderas: Estados Unidos, Inglaterra, Israel. Una anotación indica: “Cada año, en el 11 de Febrero [fecha de conmemoración de la Revolución], Irán da un golpe a sus enemigos, como una avalancha descendiendo sobre las cabezas de nuestros enemigos y adversarios”.
Después de la Revolución Islámica de Irán de 1989 (proceso mediante el cual varias alas políticas radicales del Islam Shií –religión mayoritaria en Irán, llegaron al poder y reformaron las instituciones para construir un país más cercano a las posturas éticas de esta religión) elementos del shiísmo y otros del nacionalismo convergieron. Con esto crearon un conjunto de representaciones que divulgaron un relato nacional nuevo. Vamos a las imágenes: el cielo es idealizado como el lugar de llegada. Es el paraíso, elemento central del Corán, vale agregar. Los peldaños que nos llevan, pues la escalera nos mira, son las banderas de la nación. Es el camino de los mártires. Esta es una figura central del Shiísmo. Ejemplo de ello son figuras de culto como Ali, Husein, o los grandes Ayatollahs de Irán que guiaron, inspiraron e inspiran aún hoy día los fieles. Por ello el sentido del camino y del movimiento hacia el paraíso toma total sentido en la metáfora de la escalera, la escalera-nación. Por su lado la avalancha también toma sentido en este avanzar desmesurado y potente. Pero en este caso, se trata de un avanzar-en-contra-de las naciones que Irán, según la obra, tiene por enemigas. Marca de la diferencia con el Otro, con Occidente. Metáfora de la fuerza y del ímpetu con que la Revolución Islámica avanzó y transformó la realidad.
La belleza de estos afiches es innegable como también lo es la fuerza y radicalidad de su discurso. Discurso de la diferencia. De la reafirmación nacional desde la frontera con Otros, otras naciones, otros Estados. Ahora bien, volvamos a Teherán: el proyecto de llenar una ciudad con arte del mundo va más allá de invitar a los museos y apreciar la cultura mundial. Puede tener mensajes silenciosos (poco evidentes al lado de los casi literales afiches). Pero cuidado: mientras es vano intentar explorar si “el Grito” de E. Munch tiene algún significado preciso sobre la avenida Modarres [1], en cambio tiene sentido preguntarse por cuál efecto puede tener una pintura abstracta del pintor iraní Sohrab Sepehri junto al “Hijo del Hombre” de René Magritte, surrealista francés. Y valga decir que se trata sólo de un ejemplo de los que ofrecen 1500 vallas que intercalan sin importar su origen toda clase de reproducciones artísticas una tras otra en las calles. Por último: ¿por qué insistir tanto en la posibilidad de diluir la frontera? Porque además que el arte no es evidente con su origen y nacionalidad, esta intervención urbana sucedió en un momento especial. En un momento que hasta ahora se ha mostrado de distensión entre Oriente y Occidente para este país.
Todo indica que es inminente el acercamiento entre Estados Unidos e Irán, gracias a la cada vez más real firma del acuerdo que estos negocian en Ginebra, Suiza. Acuerdo para el control del desarrollo nuclear de Irán y distensionamiento de las relaciones entre estos dos Estados, entre ellos el bloqueo económico de Irán por parte de Occidente. Este contexto
puede arrojar luz sobre el efecto profundo que podría tener esta intervención de arte y que he intentado evidenciar. La presencia de grandes obras iraníes de la mano de muchas occidentales puede ser una forma de disminuir radicalismos. Más para una nación bombardeada de mensajes anti-occidentales desde todo tipo de medios.
Las creaciones de la humanidad pueden trascender nacionalidades, escapar de los catálogos, pasaportes y discursos nacionales: son algo más y están allí para todo público. Puede entonces ser la pintura, la escultura, la literatura y la poesía, el cine y la fotografía, entre tantas más, esas zonas, esos espacios de contacto dónde se diluye el nacionalismo y la frontera. Donde podemos acostumbrarnos al Otro, como diría el teórico palestino Edward Said, a su presencia y a su compañía sin pretender diferenciarlo. Por eso es maravillosa la foto, que incluyo, del fotógrafo iraní Hamed Khorshidi, que habla por si misma. Muestra la valla de Sepehri y Magritte. Pero allí sin los nombres o una cultura artística que lo permita, no se puede apreciar cual es oriental y cual occidental. Evidencia el potente silencio con que un gesto sencillo, a escala masiva, puede acostumbrarnos a otra cultura, sin poder ver las fronteras o las diferencias entre ambas.
Nota: [1]: La avenida Modarres es una de las las autopistas más importantes de Teherán, uniendo el centro de la ciudad con los barrios nuevos o recientemente absorbidos por la ciudad en dirección Norte como es el caso de Tajrish. Antes de la Revolución Islámica se conocía bajo el nombre de Imperial.
Fuentes y enlaces:
- Crónicas sobre el proyecto A Gallery as Big as a City : http://www.nytimes.com/aponline/2015/05/14/world/middleeast/ap-ml-iran-billboard-art.html?_r=0 y http://www.theguardian.com/world/2015/may/07/tehran-swaps-death-to-america-billboards-picasso-matisse-hockney-iran
- Fotografía de las vallas: http://www.theguardian.com/world/gallery/2015/may/08/tehrans-billboards-replaced-with-artworks-in-pictures
- Imágenes de los afiches del metro: http://www.theguardian.com/cities/gallery/2015/apr/01/tehran-iran-metro-posters-politeness-propaganda-in-pictures