Hace cerca de 50 años se conoce que, las emisiones de Co2 producidas por los combustibles fósiles, el metano, la emisión de nitrógeno del transporte supersónico, y en general, los gases de efecto invernadero, junto a las emisiones industriales como los fluorocarbonos  y  la deforestación; han tenido un efecto directo sobre la capa de ozono, disminuyéndola, y conduciendo a un calentamiento global progresivo, que incide sobre el medio ambiente y sus recursos. 

Los esfuerzos realizados hasta la fecha no parecen haber sido suficientes para lograr las metas propuestas ni en términos de reducción del calentamiento global, ni de desarrollo humano. Hay, sin duda, intereses económicos de multinacionales y Estados, que han contribuido a estos resultados porque privilegian una rápida industrialización, implementación de tecnología de punta, un óptimo crecimiento económico y unos índices de desarrollo humano altos para un sector de la población en detrimento de otra, por ejemplo, Estados Unidos  y China no firmaron el protocolo de Kyoto de 1997. 

Las políticas globales establecidas desde 1985 con la Convención de Viena, y en reuniones subsiguientes multilaterales, en especial, con el protocolo de Kyoto de 1997 , sólo   lograron conseguir resultados parciales (se espera que  con el Acuerdo de París de 2016, éstos mejoren ) importantes sin duda, pero no suficientes, para evitar el aumento de la temperatura global,  las sequías, escasez de agua dulce, el aumento del nivel del mar por deshielo de casquetes polares, el agotamiento de los recursos naturales  y de la vida marina, el desplazamiento humano que genera  graves conflictos , hambre y pobreza  y que se magnifica  en los sitios donde hay  minorías étnicas como Asia y África, que exigen reivindicaciones políticas y sociales.

Haciendo un breve recuento histórico se creyó, en los años 50s, que eran los ciclos de deshielo polar los que influían en el cambio del clima del planeta al disminuir la temperatura, pero, a partir de esa fecha, se observó que el detrimento ambiental estaba  asociado  era con el calentamiento global  y no con el enfriamiento.. En los 70s, se hicieron pocos avances al respecto por la guerra económica que giró en torno al petróleo y sus precios, por la guerra fría y por problemas económicos globales, siendo sólo, hasta los 80s, que se hacen las primeras reuniones globales en Viena y Montreal para estudiar la situación y establecer consensos que permitieran identificar las regiones vulnerables. 

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En 1992, se creó la Convención de Referencias de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y se acordó disminuir los gases de efecto invernadero en un 20% para 2005, objetivo que no se cumplió. En 1997, con el protocolo de Kyoto , se adquirieron compromisos  menos ambiciosos que tampoco  se cumplieron y que vuelven a plantearse en el Acuerdo de París de 2016, firmado por 175 países (excepto Estados Unidos, Arabia Saudí, Nigeria , Armenia, Benin, Birmania, Cabo Verde, Gambia, Irak, Kazakhistan, Corea del Norte y Sur, Macedonia, Laos,  Moldavia, Nicaragua, Siria, Yemen y Zambia ) y  que establece un compromiso entre ellos, buscando consolidar políticas basadas sobre estudios ambientales y sociales, que permitan  identificar, no sólo, las zonas vulnerables para minimizar el impacto que los cambios van generando , sino los mecanismos de adaptación y mitigación que conduzcan a un desarrollo sostenible. 

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De no conseguirse estos objetivos, se estima que para 2050, según el programa Mundial de Alimentación e Investigación, el nivel del mar tenga un metro más que el de 1997, y la temperatura aumente 1.5 grados centígrados promedio, que del 10 al  20% de la población tenga hambre, que 24 millones de niños estén desnutridos, diez millones de ellos, en África y  que el número de desastres naturales se incremente cuatro veces  al de 1997 afectando a 375 millones de personas. Asia  y África, tienen zonas de alta vulnerabilidad por la explotación de materias primas, de minería ilegal, de tracking, escasez de agua y conflictos étnicos y entre Estados, donde se espera que el impacto sea mayor y donde es perentorio  aplicar las  medidas de adaptación y mitigación  mencionadas.